Los MENISCOS son dos estructuras de fibrocartílago (externo e interno) en forma de C cuya función es adaptar la forma redondeada del fémur a la forma plana de la tibia. Tienen, por tanto, la función de amortiguador y de estabilizador de la rodilla. Además, en un corte transversal, hay que distinguir 2 zonas: la zona ROJA (es la zona periférica del menisco a la que llega sangre y tiene, por tanto, capacidad de cicatrizar) y la zona BLANCA (es la zona interna, sin sangre y sin capacidad de cicatrizar).
Los meniscos se pueden lesionar bien por causa traumática (es típico de deportistas o trabajadores que requieran esfuerzo físico) o por causa degenerativa (típico de gente más mayor que tienen ya un menisco más envejecedido y que se lesionan por un mal gesto). Una vez diagnosticada la rotura de menisco (habitualmente tras explorar al paciente y realizar una RMN) hay que decidir qué hacer.
En primer lugar, no todas las roturas de menisco se operan. En nuestro Centro siempre le hacemos al paciente la misma pregunta: ¿tiene usted molestias que le impidan hacer una vida normal?. Si la respuesta es afirmativa, entonces nos decidimos a hacer una artroscopia (en caso contrario pautamos un tratamiento mediante reposo relativo, analgésicos y fisioterapia). Una vez que hemos decidido hacer la artroscopia, optamos por hacer una meniscectomía (quitar tan sólo la parte dañada) si la rotura es en zona blanca, el paciente es mayor de 40 años y la forma de la rotura hace imposible suturarla. De otra manera, siempre que hacemos una artroscopia de rodilla intentamos la sutura meniscal (sobre todo en roturas en zona roja y en pacientes jóvenes). El hacer una meniscectomía conlleva una recuperación del paciente más rápida, aunque tiene como consecuencia la posible aparición de una artrosis precoz al faltar un trozo de menisco, mientras que la sutura meniscal tiene una recuperación más lenta (hay que darle tiempo al menisco a que cicatrice), pero se evita la posible aparición de una artrosis al conservarse todo el menisco.
A continuación se pueden ver dos vídeos (una meniscectomía y una sutura de menisco):
Los LIGAMENTOS CRUZADOS son dos: el Ligamento Cruzado Anterior (LCA) y el Ligamento Cruzado Posterior (LCP). El LCA se dirige de abajo a arriba, de delante a atrás y de dentro a fuera. El LCP se dirige de abajo a arriba, de fuera a dentro y de atrás a delante.
El LCP se lesiona mucho más raramente y es menos frecuente el tener que repararlo. El ligamento que más frecuentemente se lesiona es el LCA. Una vez se rompe, no es capaz de cicatrizar por sí solo, por lo que la única manera de repararlo es sustituirlo por uno nuevo, lo que en términos médicos se denomina PLASTIA (bien extrayendo un injerto del propio paciente o bien utilizando un injerto de cadáver). El utilizar un injerto del paciente o de cadáver está sujeto a constante discusión. Por un lado, los que defienden el uso de injerto del paciente dicen que de esta manera se evita el rechazo, la falta de cicatrización del injerto y la posible transmisión de enfermedades, mientras que los que defienden el uso de injerto de cadaver alegan que se acorta la cirugía, se evita el tener que ocasionar un daño al paciente para extraerle el injerto y además no se han encontrado con rechazos. En nuestro caso particular solemos utilizar uno u otro en función de la disponibilidad de donantes y de las exigencias de tipo económico del caso en particular.
De todas formas la pregunta que nos debemos hacer es: ¿deben repararse todas las roturas de LCA?. De nuevo debemos centrarnos tan sólo en las sensaciones del paciente, pero en este caso ser mucho más exigentes que con los meniscos. Si el paciente refiere cualquier tipo de molestia que le incapacite para hacer una vida normal, debemos recomendarle la cirugía (ya que si no, una inestabilidad de rodilla, por ligera que sea, desembocará en una artrosis de rodilla precoz).
Una vez nos hemos decidido a practicar una artroscopia reparadora, debemos elegir entre una plastia de tendón rotuliano o de semitendinoso y recto interno. Nosotros realizamos una u otra en función del tipo de paciente (edad, sexo, grado de actividad deportiva,...). En ambos casos conseguimos buenos resultados. Eso sí, se requiere un ingreso hospitalario de 48-72 h, con tratamiento antibiótico intravenoso y analgésico. El paciente se va a su casa caminando con muletas sin apoyar la pierna en el suelo. A los 10-15 días se retiran los puntos en la consulta, se solicita fisioterapia y se autoriza la carga de peso. El tiempo medio de recuperación es de 4-6 meses (siempre en función del paciente, del tipo de actividad deportiva que realice, etc...).
A continuación se muestran varias imágenes explicativas y un vídeo (reparación artroscópica del LCA)